Se estima que en el año 2050 la nanotecnología alcanzará su maduración a nivel mundial e impactará notoriamente en áreas como la medicina, la energía y los nuevos materiales.
Pero hoy, en los países desarrollados como Alemania y Estados Unidos, la nanotecnología ya se ha incorporado en los productos cotidianos, tales como instrumentos deportivos, cremas y sensores. Sin embargo, en nuestro país aún nos encontramos en una etapa incipiente.
"Estamos recién adentrándonos en la revolución que trae consigo la nanotecnología de la mano, principalmente, de las universidades donde variados grupos interdisciplinarios de excelencia se encuentran desarrollando nuevos nanomateriales, diseñando aplicaciones y mejorando procesos de fabricación", destaca la doctora María Belén Camarada, directora del Centro de Nanotecnología de la Universidad Mayor.
La especialista agrega que en Chile el desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología no va a ocurrir sin el compromiso y la inversión conjunta por parte del sector público y del sector privado. Y sin la formación de capital humano especializado.
María Belén Camarada señala que si bien la cantidad de científicos relacionados con nanociencia y nanotecnología ha ido en aumento en los últimos años, así como el número de programas de posgrado, la cifra total de científicos especializados en la materia aún es baja en comparación con otros países.
"China y Estados Unidos, por ejemplo, cuentan con aproximadamente 4.000 investigadores por millón de habitantes. En nuestro caso, esta cifra no alcanza los 1.000 investigadores. Si además consideramos que solo una parte de ellos realiza investigación en nanociencia y nanotecnología, es indudable que hacen falta más científicos. Junto con esto, son muy pocos los programas en Chile que están focalizados en el estudio exclusivo de los nanomateriales", añade.
Además, hay que considerar el descenso en el interés del sector estudiantil por carreras de ciencia básica que nutren de manera directa a los programas académicos de posgrado. "De esta manera, se hace necesario promover el interés por la ciencia desde la infancia a través de programas gubernamentales. Además, no hay que olvidar al sector empresarial y productivo. La generación de profesionales calificados en nanociencia y nanotecnología no solo debe tener cabida en el ámbito académico. Para que la nanotecnología genere beneficios para nuestro país, debe sin duda generarse una conexión entre ambos mundos, por ejemplo, a través de la inserción de investigadores".
Interdisciplinariedad
"La formación de capital humano en nanociencia y nanotecnología es fundamental", a juicio del doctor Mauricio Isaacs, director del Centro de Investigación en Nanotecnología y Materiales Avanzados (CIEN-UC).
De acuerdo con el experto se requiere de una mirada curricular interdisciplinaria, ya que en la nanociencia y la nanotecnología confluyen conocimientos de las diversas áreas, tales como biología, física, ingeniería y química.
"Quizás falta la implementación de cursos que aborden más de una temática en el sistema universitario chileno, en vez de ser tan 'monodisciplinarios'".
De la misma idea es el doctor César Morales, director del doctorado en Ciencias de Materiales Avanzados de la Universidad Mayor.
"El desarrollo de la nanociencia se realiza de forma interdisciplinaria, es decir, se aborda mediante varios puntos de vista sobre un mismo objeto de estudio. El trabajo colaborativo es fundamental en ciencias y es aún más enriquecedor cuando es realizado con investigadores de otras disciplinas, tales como químicos, físicos, ingenieros, biólogos, médicos, tecnólogos médicos, y todo aquel que desee contribuir a la generación de conocimiento aplicado en pro del bien de la sociedad".
Para finalizar, Mauricio Isaacs destaca que, por ejemplo, en la Universidad Católica han entendido que el área de la nanotecnología es fundamental, y para ello se ha impulsado la creación del CIEN-UC, que es una iniciativa interdisciplinaria que busca desarrollar la nanociencia a un alto nivel y vincular este conocimiento con las necesidades del sector productivo nacional.
"La experiencia ha sido enriquecedora. El centro ha sido capaz de vincularse con algunas empresas para llevar proyectos conjuntos y también para levantar un polo (laboratorio central) de caracterización de nanomateriales, gracias a agencias como FONDEQUIP. Además, tenemos algunas asignaturas que apuntan a la nanociencia y nanotecnología, y se ofrecen tesis de pregrado con fuertes vínculos con el tema. Los estudiantes son usuarios de los instrumentos que el centro posee. Todas esas acciones apuntan a que la formación del estudiante de pregrado se especialice en estos temas. En posgrado el vínculo es aún mayor", concluye.
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